Cadena de custodia: donde la prueba se la juega
- BLANCO Detectives
- 20 abr
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 23 abr

Cadena de custodia: donde la prueba se la juega
La investigación moderna no se define solo por la cantidad de pruebas, sino por cómo se obtienen, conservan y presentan. Y ahí, estimado lector, entra en juego una de las figuras más infravaloradas y necesarias del proceso judicial, figura silenciosa pero determinante, el detective privado. Porque una prueba sin garantías no es una prueba, es papel mojado, y nosotros, como despacho de detectives privados con sede en Madrid, lo tenemos claro. Hoy no gana quien tiene más pruebas, sino quien sabe hacerlas valer, y en los juzgados, el cómo... pesa tanto como el qué.
El artículo 24.2, de la Constitución Española, reconoce claramente dos pilares fundamentales; el derecho a utilizar todos los medios de prueba pertinentes para la defensa; y la presunción de inocencia. Pero para que una prueba tenga validez, no basta con que exista, tiene que estar intacta, y aquí es donde se manifiesta el concepto estrella, la famosa, y a menudo malentendida, “cadena de custodia”.
¿Qué es la cadena de custodia y por qué lo cambia todo?
La cadena de custodia no es otra cosa que un protocolo que garantiza que una muestra es la misma desde que se recoge hasta que se analiza y se aporta en juicio, sin contaminación, sin manipulación, sin excusas. Aunque siendo precisos, todo empieza desde el momento en que se localiza y se decide asegurar la muestra, porque lo que no se controla desde el primer instante ya no vale. Al igual que, en algunos casos, esa custodia tampoco termina en el juicio, sino que continúa después, cuando la prueba debe conservarse por motivos legales o técnicos sin ser destruida.

En resumen, la cadena de custodia es la que garantiza el principio de mismidad, es decir, que lo que se localiza es lo mismo que llega al juicio, sin cambios ni interferencias. Parece obvio, ¿verdad…? Pues resulta sorprendente la gran cantidad de pruebas que caen por no haber rellenado bien un formulario, por no haber identificado a quien la recogió, o por usar el embalaje equivocado. Una prueba rota, o sospechosa de estarlo, puede liberar a un culpable o condenar a un inocente. Así de delicado puede ser el destino de una prueba.
Por eso, cada indicio debe ir acompañado de un documento que registre con precisión su historia: quién lo recoge, cuando, en qué condiciones, cómo lo conserva, a quien lo entrega, cuando se entrega, quién lo analiza, y dónde estuvo guardado. Un diario de vida de la prueba, donde todo debe quedar documentado y poder probarse, si algo falla en ese diario… adiós al valor judicial.
La normativa está clara, aunque dispersa
La regulación de la cadena de custodia no se encuentra en un único texto legal, sino repartida entre varias leyes clave; Ley de Enjuiciamiento Criminal; LOPJ; LO de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad; RD 769/87 sobre Policía Judicial; RD 2783/1976 sobre piezas de convicción; y la Orden Ministerial 1291/2010 sobre aspectos técnicos en los laboratorios del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses.
Bajo nuestro punto de vista, su regulación está demasiado dispersa para lo importante que es. De hecho, es tan importante que nadie puede ignorarla si pretende que una prueba sea admitida y tenga solidez en un juicio. Desde la policía científica hasta los forenses, pasando por jueces, fiscales y, por supuesto… también nosotros, detectives privados en Madrid que intervenimos en investigaciones donde la custodia es clave para la validez legal.
Cuando un simple fallo arruina toda una investigación
Imagine un caso de homicidio. Se recogen muestras en la escena, se trasladan al laboratorio, se analizan y se presentan en juicio. Si en cualquiera de esos pasos no se siguió el protocolo, la prueba puede ser anulada por el juez. Lo mismo en un delito de sumisión química, en una prueba de ADN, o en una investigación por paternidad. Y lo más delicado es que a veces ni siquiera hace falta que el fallo exista, basta con sembrar la duda.

Por eso, en la cadena de custodia no hay lugar para improvisaciones. Todo debe hacerse metódicamente y con rigor, porque, tal como veremos más adelante, un error no solo compromete una prueba, puede comprometer todo el procedimiento.
En BLANCO Detectives somos conscientes de esto. Y aunque la Ley de Seguridad Privada delimita nuestra actuación a la investigación de conductas o hechos privados, así como de delitos sólo perseguibles a instancia de parte, siempre dentro del marco legal establecido, nuestra labor puede ser clave en el contexto de una investigación penal, incluso en coordinación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Quienes ejercemos como detectives privados profesionales en España no somos policías, y la Ley 5/2014, de Seguridad Privada, que nos regula, ya lo deja claro. Pero... a veces nuestra información, nuestras pruebas y nuestros informes terminan siendo utilizados en causas penales. Por eso, tenemos la obligación profesional y ética de actuar como si lo fuéramos, con el mismo rigor en el tratamiento de cada muestra, cada prueba, cada indicio, ejecutando protocolos multidisciplinares y estrictos para descubrir y acreditar la verdad, asegurando siempre la calidad de la muestra obtenida, su posterior análisis, y su validez legal.
El método: mucho más que un documento

La cadena de custodia no es solo un formulario; es el embalaje correcto, es usar guantes, es fotografiar la escena antes de mover nada, es utilizar las herramientas correctas adecuadas, es garantizar la trazabilidad total, es entender que cada tipo de prueba (biológica, electrónica, digital…) tiene sus propios procedimientos técnicos en su tratamiento y conservación, y si un pequeño detalle no se cumple el juez puede rechazar el informe completo, echando a perder todo el trabajo realizado y sin posibilidad de enmendarlo.
El terreno digital eleva aún más el nivel de exigencia. Pruebas como discos duros, imágenes o conversaciones de WhatsApp requieren técnicas específicas como el clonado forense, el uso de huellas digitales (hash) o la certificación por terceros autorizados. Porque sí, un mensaje puede manipularse, una imagen puede ver sus metadatos alterados fácilmente, y una página web puede modificarse para ocultar pruebas, de modo que, si la evidencia no fue asegurada y custodiada correctamente desde el instante en que se detectó, su autenticidad y validez posterior podrían ser cuestionadas, especialmente si las fuentes originales ya han sido modificadas.
En BLANCO Detectives, cuando elaboramos un informe, no nos limitamos a describir lo observado. Explicamos el método, garantizamos la legalidad, registramos cada paso, sellamos la prueba y certificamos su custodia. Porque sabemos que un informe bien elaborado por un detective privado especializado puede ser una prueba determinante que cambie el rumbo de un juicio.
Cabe recordar que, si el juez lo considera oportuno, puede aplicarse el artículo 370.4 de la LEC, que lo eleva a prueba pericial. Por eso, cada informe que sale de nuestro despacho tiene como objetivo convertirse en un informe con plena validez legal ante los tribunales, siempre elaborado con criterios de máximo rigor técnico y jurídico.
El detective y sus “cadenas”
La expresión puede sonar poética, pero es muy real. El detective privado trabaja con múltiples cadenas de custodia, tantas como tipos de prueba existen: biológicas, electrónicas, documentales… Lo que exige una formación multidisciplinar que le permita conocer, adaptarse y aplicar con rigor los distintos protocolos de obtención y conservación empleados por otros profesionales, como agentes de policía científica, toxicólogos forenses, peritos informáticos o expertos en grafística y lingüística forense, para integrarlos de forma eficaz en su propia metodología de trabajo.

Aunque en muchas ocasiones el proceso de recolección de muestras debe llevarse a cabo en espacios públicos sin ser detectado y sin comprometer la integridad de la investigación (lo que dificulta notablemente su realización), es la formación multidisciplinar la que realmente marca la diferencia cuando el detective debe actuar sobre el terreno para adquirir una muestra con garantías. Por ello, en la obtención de muestras ya no basta con tener intuición o experiencia, hace falta método: Documentar fotográficamente la muestra desde distintos ángulos antes de recogerla, manipularla con guantes y las precauciones necesarias según su naturaleza para evitar cualquier tipo de contaminación, emplear el instrumento adecuado para su recogida, conservarla en un envase específico que garantice su calidad y estabilidad, etiquetarla correctamente incluyendo todos los datos necesarios para asegurar el principio de mismidad (esto es, su identificación única e inequívoca) y remitirla finalmente en un envase seguro de única apertura, acompañada del formulario de cadena de custodia debidamente cumplimentado, de modo que el profesional o laboratorio encargado del análisis pueda continuar el proceso sin alteraciones, interrupciones ni riesgo de impugnación.
En investigaciones de paternidad, localización de personas o falsificaciones, por ejemplo, puede ser necesaria la recogida de muestras, la verificación de elementos materiales, el análisis de ADN o la revisión de metadatos. En todos estos casos, el detective debe actuar con una diligencia técnica equiparable a la de los profesionales previamente mencionados, no solo en la obtención y conservación de las muestras, sino también, cuando proceda, en la correcta selección del destinatario para su análisis y en un procedimiento de envío que garantice la integridad de la cadena de custodia. Todo ello con un único objetivo: asegurar el principio de mismidad, la fiabilidad del análisis y la validez legal de las pruebas que se presenten en juicio.
Conclusión: el valor de una prueba se demuestra en sala
La cadena de custodia no es un simple detalle técnico; es el fundamento sobre el que se sostiene cualquier prueba válida. Es el proceso que permite acreditar que lo que se presenta ante un juez es exactamente lo mismo que se recogió en el origen: sin interferencias, sin contaminación, sin fisuras. Y aunque una prueba pueda parecer sólida a simple vista, si no está respaldada por un método riguroso, su valor se desvanece.

En BLANCO Detectives lo sabemos bien. Por eso, cada informe que elaboramos parte de una idea sencilla: no basta con observar. Hay que obtener pruebas que resistan, fundamentadas sobre la base de la técnica, la legalidad y el principio de mismidad. Porque en una sala, lo que no está bien hecho, simplemente no sirve. Y en este oficio, donde cada detalle cuenta, no hay margen para el error.
Por último, si desea profundizar en este tema…
La cadena de custodia es solo la punta del iceberg. Detrás de cada prueba válida hay técnica, experiencia y decisiones clave que no siempre se ven, pero que lo cambian todo en sala. Si desea conocer más a fondo cómo trabajamos en casos reales o necesita orientación sobre una situación concreta, no dude en ponerse en contacto con nosotros. Estaremos encantados de contarle lo que no se suele contar… y demostrarle por qué, en cuestiones de prueba, cada paso cuenta.
Fuentes que inspiran este contenido
En investigación privada, como en cualquier oficio que se toma en serio, el criterio se construye con técnica, práctica y lecturas que invitan a profundizar y permiten anticiparse, con conocimiento de causa, a situaciones complejas. Desde BLANCO Detectives en Madrid agradecemos a quienes han compartido conocimiento útil, riguroso y aplicable a lo largo del tiempo. Estas obras y documentos han sido referentes en la formación de muchos profesionales del sector. Por ello, los compartimos también aquí, como una invitación para quienes deseen profundizar en las materias tratadas.
Rodríguez González-Moro, M. C. Técnicas de investigación para Detectives Privados. Editorial UNED.
Oliva León, R. y Valero Barceló, S. (Coords.). La prueba electrónica: validez y eficacia procesal. Juristas con Futuro.
Ibáñez Peinado, J. Técnicas de investigación criminal. Editorial Dykinson.
Blanco Toldos, D. Investigación Privada. Teoría y Práctica. Delta Publicaciones, 2020.
Cornago Ramírez, M.ª del P. y Esteban Santos, S. Química Forense. Editorial UNED.
Comisión Nacional de Policía Judicial. Criterios para la práctica de diligencias por la Policía Judicial. Disponible en: seguridadpublica.es
Legislación: Constitución Española; Ley 5/2014 de Seguridad Privada; Ley de Enjuiciamiento Civil; Ley de Enjuiciamiento Criminal (BOE).
Cadena de custodia: donde la prueba se la juega
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